Formación
de los Niños en la Fe

En un mundo lleno de desafíos, la fe les ofrece consuelo y dirección, dándoles una base firme para afrontar la vida con confianza. 

El estudio sistemático de la conducta humana en el área de las ciencias de la vida y de la salud, examinadas a la luz de los valores y de los principios morales.

Acercando la fe a los pequeños  

A través de historias, oración y el ejemplo diario, los niños aprenden a vivir su espiritualidad con alegría. Esta formación les brinda una base sólida para crecer con principios firmes y una conexión auténtica con su fe.

 

1.- Estilos de Crianza y Formación en la Fe

En esta traducción se encuentra una breve descripción de los diferentes estilos de crianza que existen, que le permite a los padres de familia reflexionar acerca de qué tipo de paternidad ejercemos y si hay aspectos para resaltar y potenciar, u otros para trabajar y mejorar. Tomado del portal web “Human Life International”, el artículo hace énfasis en el estilo de crianza negligente y se convierte, además, en un punto de partida que nos guía para ejercer la maternidad, no en “automático”, sino de una manera consciente e intencional, que nos permita ser los mejores padres posibles, dentro de la realidad práctica de nuestros días y dentro de los valores y principios del catolicismo:

EL ESTILO DE CRIANZA NEGLIGENTE Y CÓMO ESTE AFECTA A TUS HIJOS, Susan Ciancio [1]

Construir familias estables y sanas es de suprema importancia para la familia en sí mismo y para la sociedad. Con el fin de lograrlo, debemos criar a nuestros hijos para ser personas buenas y morales. Esto requiere esfuerzo. Requiere amor. Y requiere tiempo y dedicación. Estas son solo algunas de las acciones de padres amorosos y efectivos – un tipo de padre definido por Diana Baumrind como “democrático”-.

Baumrind era una psicóloga clínica y del desarrollo, cuyo estudio más famoso observó la interacción entre padres e hijos y el comportamiento subsiguiente de los niños. En esencia, su teoría sostiene que el estilo de crianza se correlaciona directamente con la manera en que actúa un niño y con el éxito y felicidad que alcance en su vida. A pesar de que su investigación se realizó en los años 60, continúa siendo pertinente en la actualidad.

Su estudio utilizó dos métricas para examinar los estilos de crianza: el grado de capacidad de respuesta de los padres y su nivel de “exigencia”.

La capacidad de respuesta se relaciona con el grado de sintonía que tenía el padre con las necesidades del niño. Por ejemplo, ¿el padre se interesaba por lo que el niño estaba haciendo en el colegio o en la casa? ¿El padre era afectuoso con el niño? Y el nivel de exigencia se relaciona con el grado de control que ejercían los padres sobre el comportamiento de los niños y cómo reaccionaban ante ese comportamiento.

A partir de su investigación, Baumrind identificó tres estilos de crianza diferentes: democrático, permisivo y autoritario, siendo “democrático” la combinación perfecta de capacidad de respuesta y nivel de exigencia y, en consecuencia, el que tiene mayor probabilidad de formar niños bien adaptados.

Sin embargo, en la década de los 80, después de realizar una investigación exhaustiva con un grupo socioeconómico más amplio de niños y padres, Eleanor Maccoby y John Martin añadieron un cuarto estilo. Lo denominaron estilo de crianza no involucrado, también conocido como crianza negligente.

Características de un padre negligente

Maccoby y Martin encontraron que los padres negligentes tienen puntaje bajo tanto en capacidad de respuesta como en exigencia. ¿Cómo se refleja esto? Los padres negligentes establecen muy pocas normas -o ninguna- a sus hijos. No tienen interés en la vida social o escolar de sus hijos. Además, ellos:

  • No establecen límites claros
  • Tienen bajas expectativas frente a cómo debe comportarse su hijo
  • Son fríos emocionalmente hablando
  • Rara vez muestran signos de afecto hacia sus hijos
  • A menudo son indiferentes o despectivos

En resumen, pasan muy poco tiempo con sus hijos y le prestan muy poca atención a lo que ellos hacen en su vida cotidiana.Un padre negligente no es un padre que simplemente esté distraído de vez en cuando o que ocasionalmente se pierda un partido de fútbol o una presentación de sus hijos. No es el padre que a veces se enfrasca en un libro o en un juego en su celular. Un padre negligente establece un patrón a partir de este comportamiento. De acuerdo con Healthline:

“La crianza desinteresada no es solo un momento de preocupación por uno mismo. Por el contrario, es un patrón de distancia emocional entre el padre y el hijo… Los padres desinteresados se preocupan de sus propios asuntos -tanto, que no responden a las necesidades de sus hijos y les dedican poco tiempo.”

Existen muchas razones por las cuales un padre puede no involucrarse o puede sentirse desinteresado por su hijo. Puede ser que sus padres también hayan sido desinteresados, por lo que lo único que conozca sea este estilo de crianza. La crianza negligente también puede provenir de la incapacidad del padre de poner a sus hijos en primer lugar frente a una tarea demandante. También puede provenir de una enfermedad mental o de la ignorancia de buenas técnicas de crianza.

A veces, los padres simplemente no saben cómo relacionarse con sus hijos, por lo que se distancian de ellos creyendo que es mejor estar emocionalmente ausentes que estar de mal genio o decirles algo malo. Es probable que estas personas quieran ser buenos padres. Solo que no saben cómo. Entonces quedan atrapados en un ciclo de comportamiento que es difícil de romper.

Pero así como el maltrato físico y verbal le hace daño a un niño, la ausencia emocional de los padres también. De hecho, este tipo de crianza tiene algunos efectos increíblemente perjudiciales para los niños.

Consecuencias para los niños de la crianza negligente

Imagínate pasar la mayoría de tus días siendo ignorado. Imagínate siendo dejado solo con tus propios asuntos cuando eras un niño. Imagínate no haber tenido a nadie que te preparara la cena, que te ayudara con las tareas escolares, o que te enseñara cómo jugar o practicar algún deporte. Imagínate queriendo ser contenido o consolado cuando estabas triste o herido, pero que la persona más cercana a ti te apartara o te enviara a tu habitación. Es un escenario devastador y desgarrador.

Cuando los niños pasan día tras día en una casa en la que son ignorados o no son amados, comienzan a mostrar problemas emocionales. Por ejemplo:

  • Los niños comienzan a interiorizar las acciones de su padre o padres. Piensan que no les importan a sus papás porque ellos, los niños, son malos o defectuosos de una u otra manera. Esto los lleva a tener una baja autoestima y poca confianza en sí mismos.
  • Los hijos de padres negligentes tienen dificultades para relacionarse con los demás y con los retos que enfrentan, porque no tienen a nadie que les enseñe cómo superarlos. Esto los lleva a un aumento de sus problemas emocionales. De hecho, los investigadores encontraron que los hijos de padres negligentes tienen niveles más altos de estrés y ansiedad.
  • En la medida en que van creciendo, estos niños también son más propensos a tener problemas con drogas y alcohol, dado que usan estas sustancias para mitigar el dolor de ser ignorados. En un estudio de 2014 publicado en la revista Societies, se encontró que “en el grado 12, los adolescentes con padres negligentes bebían casi el doble de alcohol y fumaban el doble de aquellos compañeros que vivían en hogares con estilo de crianza democrática.”
  • En el entorno escolar, estos niños tienen un bajo rendimiento y suelen tener dificultades para llevarse bien con sus compañeros.
  • Y, dado que sus padres suelen no establecer ninguna forma de disciplina, el niño no recibe corrección en su hogar y comienza a comportarse mal en el colegio.
  • En la medida en que crecen, los hijos de padres negligentes tienen mayor probabilidad de tener problemas de salud mental y reflejan tasas más altas de depresión. Son más impulsivos y tienen dificultades regulando sus emociones. Suelen enojarse con facilidad y son más agresivos que sus compañeros.
  • Adicionalmente, estos niños también suelen tener problemas de apego, lo que les dificulta establecer vínculos afectivos más adelante en la vida. Y, en palabras de un autor, esto genera que los niños “vean la vida como esa cosa grande y aterradora que tienen que enfrentar de manera independiente.” Esto se debe a qué, en esencia, no tienen un rol modelo que los guíe y dirija o les enseñe sobre el mundo.

La crianza negligente también genera problemas con la Fe en Dios

Es imposible aprender algo si nunca te lo han enseñado, si nunca has oído hablar al respecto y si no has tenido exposición a ello. Lo mismo sucede con la Fe. Es difícil o casi imposible criar a los hijos con una Fe firme en Dios si los padres los ignoran, no se hacen cargo de ellos, son fríos y distantes, y nunca los exponen a los principios de la Fe.

De acuerdo con la revista cristiana Crosswalk: “Los niños cuyos padres están frecuentemente ausentes, crecen creyendo que Dios tampoco está ahí para ellos. Es difícil para los niños imaginarse una relación cercana con Jesús cuando tienen poca conexión con sus padres.”

El artículo continúa diciendo que los niños cuyos padres son distantes y los tratan como una carga, van a crecer con esa misma idea acerca de Dios. Para estos niños va a ser difícil creer que Dios podría estar interesado en su vida diaria.

El artículo continúa: “Cuando los niños no están bien atendidos, bien sea física o emocionalmente, pueden empezar a ver a Dios como carente. Especialmente si sus necesidades básicas no son satisfechas, tales como: refugio seguro, ropa abrigada, o comidas diarias, pueden ver a Dios como indiferente o incapaz de proveer.”

La manera en que los padres terrenales tratan a su hijo, suele correlacionarse directamente con la manera en que ese niño ve a nuestro Padre Celestial -si es que algún día conoce a Dios por otras fuentes-. Por lo tanto, un padre frío y distante lleva a los hijos a pensar que el Dios del cielo también es frío y distante. Esta realidad desgarradora hace que el niño se sienta no amado por nadie.

¿Puedo cambiar mi estilo de crianza?

¡Por supuesto! Dicho esto, puede que no sea fácil y requiera algo de trabajo. Pero se puede lograr. Si concluyes que eres un padre negligente, el primer paso y el más difícil, es doble: reconoce el problema y toma la decisión de cambiar.

Sin embargo, el reconocimiento no significa que tengas que quedarte viviendo en el pasado. Significa que debes tomar las lecciones que aprendiste y aplicarlas para construir un futuro mejor. Si te quedas estancado en la parte del reconocimiento y permites que te haga sentir impotente o avergonzado, será más difícil cambiar. Reconoce que cometiste errores y comprométete a convertirte en un mejor padre.

Como ya se dijo, existen muchas razones por las que los padres se convierten en negligentes, y muchas de ellas no provienen de una decisión consciente. Si tú te volviste un padre negligente por un asunto de salud mental, busca ayuda para ti y tu familia, para que todos puedan sanar juntos. Si lo que se quiere es que la familia sane como un todo, la familia completa debe recibir ayuda.

Pero si eres negligente por falta de habilidades de crianza o porque nunca tuviste un buen modelo a seguir, busca formas de mejorar esas habilidades. Habla con algún experto en crianza. Lee libros. Un gran libro sobre la crianza católica es Parenting your kids with Grace (Criar a tus hijos con Gracia), de Greg y Lisa Popcak. Greg Popcak es un psicoterapeuta, conferencista, y autor católico que brinda asesoría práctica de crianza y llena de Fe. Su libro de fácil lectura está lleno de valiosa ayuda para los padres en todas las situaciones.

Después de reconocer el problema y de tomar la decisión de cambiar, habla con tu hijo y discúlpate por haber creado distancia entre ustedes dos. Admite que es tu culpa y no la de él. Dile a tu hijo que quieres cambiar las cosas y desarrollar una relación mejor, y que vas a trabajar duro para lograrlo. Hazlo sentir seguro de tu amor por él.

Luego, comienza a hacer los cambios. Empieza de a pocos, invitando a tu hijo a tu rutina diaria. Ponle más atención. Enséñale algo nuevo. Permite que tu hijo participe en las tareas del hogar, bien sea cocinando la cena, arreglando una lámpara rota, o construyendo una biblioteca. Comiencen a participar juntos en actividades divertidas. Horneen galletas. Escuchen música. Jueguen. Vayan a un parque o a dar un paseo. Adopten un hobbie. Jueguen a la pelota. Lean un libro juntos y conversen cobre él. Existen innumerables actividades que puedes hacer que ayudarán a construir y luego fortalecer su relación.

La meta es convertirse en un buen modelo a seguir y hacer sentir a tu hijo amado y querido. Una vez comiences estos cambios, verás cambios drásticos en la personalidad de tu hijo.

Consideraciones finales 

Nuestra tarea como padres es brindarles a nuestros hijos un hogar seguro en el que se sientan amados, queridos, respetados y a salvo. Y nuestro deber como padres católicos es transmitirles nuestra Fe y enseñarles el amor abundante que Dios, nuestro Padre, tiene para nosotros.

Cuando creamos una relación con nuestros hijos en la que les proporcionamos lo necesario para satisfacer sus necesidades emocionales, físicas y espirituales, les ayudamos a crear una relación con un Dios que hace todo eso y más. Cuando les transmitimos nuestra Fe a nuestros hijos, los ayudamos a ver que Dios también proveerá por ellos. Generar confianza en sus padres lleva a nuestros hijos a generar esa confianza vital en Dios.

Y esa es una de las tareas más importantes que tenemos como padres. Oremos para que nos la tomemos en serio y la hagamos con amor.

[Hasta aquí el artículo original “The Uninvolved Parenting Style and How It Affects Your Kids”.]

REFLEXIÓN
Con base en lo anterior y aunque concluyamos que no tenemos un estilo de crianza negligente, vale la pena hacerse las siguientes preguntas a diario o, al menos, una vez por semana (Si tienes varios hijos, hazte las preguntas para cada uno de ellos):

¿Qué actividades hice hoy/esta semana con mi hijo?
¿Sobre qué tema conversé hoy/esta semana con mi hijo?
La mayoría del tiempo que estuve con mi hijo, ¿estuve mirando el celular o mirándolo y escuchándolo a él?
¿Qué podría hacer mejor con mi hijo? ¿Por qué?
¿Qué de lo que hago con mi hijo vale la pena mantener? ¿Por qué?

Contestar estas preguntas -y otras similares-, te ayudará a enfocarte en ser un padre presente y a comunicarles a tus hijos, de manera consciente e intencional, que los amas y los aceptas tal cual son.

Por: Laura Pinilla De Brigard

[1] Tomado de: “The Uninvolved Parenting Style and How It Affects Your Kids”, en  https://www.hli.org/resources/uninvolved-parenting/, el 29 de enero de 2025, a las 9:47 a.m.

Psicología religiosa del niño 

El libro Psicología religiosa del niño ofrece un profundo análisis sobre cómo los niños experimentan y desarrollan su vida espiritual. A través de un enfoque psicológico y pedagógico, explora las etapas del crecimiento religioso infantil y la influencia del entorno en su fe. La obra destaca la importancia de una educación religiosa adaptada a la edad y comprensión de los pequeños. Además, proporciona herramientas para padres y educadores que buscan guiar a los niños en su relación con lo trascendental. Aqui te daremos claves a partir de varios resumenes para comprender la espiritualidad en la infancia.

 

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