Bioética
Temas de reflección para tener un encuentro real y profundo con nosotros mismos, con nuestra vocación cristiana, con los demás y con Dios.
El estudio sistemático de la conducta humana en el área de las ciencias de la vida y de la salud, examinadas a la luz de los valores y de los principios morales.
Vientres de Alquiler
Es la práctica por la que, con un previo acuerdo, una mujer queda embarazada y da a luz a un bebé para otra persona o pareja, las cuales se convierten en padres del recien nacido. Ahonda en cuestiones como los perjuicios para las progenitoras y los no nacidos de estas prácticas y en la normalización del uso de vientres de alquiler que hacen los famosos.
1.- Los úteros de alquiler violan los derechos fundamentales
Elena Postigo directora académica de la Cátedra de Bioética Jérôme Lejeune y profesora en la Universidad Francisco de Vitoria en España, aborda las consecuencias bioéticas de los vientres de alquiler
Ha participado en una cumbre de bioética, con una intervención sobre maternidad subrogada y sus implicaciones bioéticas, ¿cuáles son estas? ¿Qué consecuencias traen consigo los vientres de alquiler, para la salud de la madre gestante como para el niño?
Para analizar las implicaciones éticas, entendiendo por bioética la disciplina que estudia la moralidad de una intervención, es decir, si esta es ética o no, cómo afecta a la vida de las personas sobre la cual se realiza. Partimos del estudio del análisis de carácter médico, es decir, para ver cómo afecta esta práctica a las personas en las personas implicadas. Para ello empecemos por el más vulnerable, que es el no nacido. El feto antes de ser feto es embrión. Para realizar una gestación subrogada en un útero de alquiler hay que utilizar embriones humanos, hay que hacer una fecundación in vitro, con todo lo que supone el proceso. Entre otras cosas, el riesgo que corre también la vida de los embriones o la llamada selección embrionaria o diagnóstico pre-implantatorio, de manera que se seleccionan los embriones sanos o perfectos que se implantan. Esto afecta ya claramente afecta a la vida y la integridad del embrión o en su caso que este también quede congelado. Los niños nacidos por fecundación in vitro generalmente tienen un nacimiento prematuro, nacen con bajo peso. Ya hay estadísticas que se están empezando a mostrar en las que se ve que esto puede afectar a la salud del menor que nace. Otro tema que nos preocupa es la llamada eugenesia prenatal: imaginemos un caso real en el que ha habido dos niños que se han gestado y a uno de ellos se le diagnostica síndrome de Down y se propone a la mujer gestante abortar. Es más, en el contrato de gestación subrogada está incluido el aborto en caso de que uno de esos niños tuviera síndrome de Down. Se produce claramente una eugenesia prenatal y la discriminación por una razón genética. Atenta contra un derecho fundamental que es el derecho a la no discriminación por razón genética.
En cambio, en lo que se refiere a la madre, a la mujer gestante, la donante de óvulos, muchas veces no se habla de que el donar óvulos es someterse a ciclos de hiperestimulación ovárica repetidamente que puede afectar incluso seriamente a la salud de la mujer. A veces no se les dice todos los riesgos que conlleva la hiperestimulación ovárica. La mujer gestante, su útero, tiene que estar preparado, con lo que esto también significa de inyecciones previas. Ha habido casos de mujeres que han gestado hijos para otros repetidas veces y en alguno de estos ciclos han tenido problemas graves de salud como preeclampsia u otros muy graves que pueden conllevar hasta la muerte de la mujer gestante. A veces se nos muestra como lo bonito del proceso de tener un hijo, pero además de las implicaciones éticas hay otras de carácter legales.
El subtítulo de su ponencia añade: violación de los derechos humanos. ¿De quién y de qué manera viola los derechos humanos la maternidad subrogada?
Los úteros de alquiler violan derechos fundamentales. En primer lugar, el derecho a la vida del embrión no nacido con discapacidad, que en muchos casos viene seleccionado. Se viola también el derecho a la libertad de la mujer que vienen explotadas. Tengamos en cuenta que muchas veces la mujer que recurre a este tipo de prácticas por necesidad económica es una mujer en condición de vulnerabilidad. Pienso en países en vías de desarrollo o en países del tercer mundo donde son mujeres que necesitan ese dinero, donde se puede conculcar su derecho a la libertad, porque, como he dicho antes, el consentimiento informado no es pleno o está supeditado a intereses económicos. Y también el derecho a la vida de la mujer, porque esta puede también padecer un grave riesgo para su salud y su integridad. También el derecho del menor, que está reconocido en la Convención de Derechos del Niño, de conocer sus orígenes biológicos. En muchos casos, en muchos países, la fecundación in vitro no se sabe quién es el donante de gametos o de óvulos, es anónimo, lo que supone que el niño que nace no conoce quiénes son, violando un derecho fundamental. Y esto, por cierto, lo ha puesto de manifiesto recientemente la declaración de Casablanca y su portavoz, Olivia Maurel, que nació por gestación subrogada, y ella misma muestra cómo esto a ella le ha supuesto un problema de carácter psicológico. No olvidemos que se rompe el vínculo de apego materno filial entre mujer gestante y el niño recién nacido, entregando ese niño a los llamados progenitores comitentes, los que lo han encargado, lo han comprado.
En la ONU ha habido una declaración donde se habla de la explotación de la mujer que se somete a este tipo de proceso, bien porque sea vulnerable, bien porque se la utiliza en el fondo para obtener otros fines. Todo esto ha sido muy criticado por distintos ámbitos del feminismo clásico, porque significa un uso de la mujer como si fuera un instrumento, cuando en el fondo ni la mujer ni partes de ella pueden ser objeto de contrato.
¿Cuál diría que es una de las implicaciones éticas de los vientres de alquiler de la que no se habla?
En torno a todas estas prácticas hay una mercantilización de la reproducción humana, no lo olvidemos, donde la mujer se convierte en un medio para la obtención de un beneficio que es esa vida perfecta. Si no es perfecta, es descartada para entregarla a alguien que ha pagado por ello. Aquí hay una objeción que se podría hacer: si es altruista, ¿sería lícita? No, siguen dándose todas las implicaciones previas que hemos visto para la salud de la mujer y del niño.
Se habla mucho de la mujer, porque aquí el feminismo estaba en contra de la práctica en cuanto a que se usa la mujer con un fin mercantilista, comercial, reproductivo, etcétera Pero se habla poco del niño o se habla en un segundo lugar, cuando en realidad es el más vulnerable en toda esta situación. No olvidemos que aquí lo que se obtiene entre comillas y el objeto del contrato es la gestación y el nacimiento de ese niño. Y para más inri, no se habla para nada de los niños que como fruto de una fecundación in vitro donde puede haber un niño con una determinada patología, este viene descartado. Es decir, del aborto selectivo eugenésico que se realiza de niños con síndrome de Down.
Hemos conocido el caso de Pattaramon Chanbua, una mujer que se sometió a una gestación subrogada por dinero, ella misma lo reconoció, por parte de una pareja homosexual australiana. Cando hicieron el diagnostico prenatal vieron que uno de los dos venía con Síndrome de Down y la pareja dijo que tenía que abortarlo. Ella luchó por la vida de este niño, ganó la batalla legal y adoptó al niño.
Se nos vende la gestación subrogada de casos de famosos que han recurrido a ella como algo bonito porque no podían tener niños. Pero no se habla de que en el fondo se está convirtiendo en un auténtico negocio que mueve billones de dólares en países en vías de desarrollo, del tercer mundo, donde hay grupos sociales que se están sirviendo de mujeres vulnerables para obtener ciertos beneficios. Toda esta práctica debería ser condenada, por eso nosotros proponemos su abolición universal.
Italia acaba de aprobar una ley en la que se pena con la cárcel la subrogación en terceros pases, ¿cree que una ley así podría aprobarse en España?
No sé lo que puede pasar en España, pero intuyo que de momento con este gobierno no va a salir la ley, porque todo el ámbito de izquierdas y progresista con mayor parte, sobre todo de cierto feminismo más clásico, es contraria a la práctica. No así otro feminismo más radical que apoyando los derechos de los homosexuales está a favor de la práctica. La izquierda está dividida en partes de los conservadores. También hay un conservadurismo que está en contra y otro más liberal que estaría a favor en ciertos supuestos. No creo que vaya a ser aprobada en España una ley de gestación subrogada. Está prohibida, es nulo de pleno derecho el contrato por subrogación y no creo que se vaya a aprobar y tampoco, por tanto, que se vaya a condenar con penas de cárcel.
Paris Hilton, Ana Obregón o Khloé Kardashian son algunas personalidades que han sido madres por gestación subrogada, ¿los famosos ayudan a normalizar estas prácticas?
Los casos que conocemos son siempre de personas famosas, futbolistas, madres solteras, homosexuales. No quiero decir nombres porque no está bien decirlos y tampoco emito juicio de valor acerca de las personas, solo acerca de la práctica. Mostrar solamente primero que son personas con alto poder adquisitivo, tengamos en cuenta que este es un tipo de práctica que cuesta bastante y en torno a la cual hoy se mueve un mercado detrás, de alguna manera sí que están haciendo que se normalice una práctica que conlleva toda otra cara, otra parte de la que no se habla: ¿Dónde está la madre gestante? ¿Qué situación ha vivido? ¿Cuánto ha cobrado por ello? Hay quien lo llama colonialismo reproductivo: el primer mundo está recurriendo al tercer mundo o países en vías de desarrollo para que se realicen estas prácticas.
por Clara González
Para El Debate.com
2.- Testimonio de activisata nacida de vientre de alquiler
Olivia Maurel, nacida por vientre de alquiler y activista contra esta práctica: «Me ha hecho mucho daño» Francesa, aunque nació en Kentucky, utiliza sus redes sociales para defender a los más vulnerables: los niños y las madres biológicas.
A pesar de la polémica mundial suscitada alrededor de los vientres de alquiler y el daño que hacen a las madres biológicas y a los niños, esta práctica continúa siendo legal en algunos países. Esto es lo que le pasó a Olivia Maurel, nacida por este método y activista contra esta práctica.
La francesa, aunque nació en Kentucky, utiliza sus redes sociales para explicar y difundir lo que es el vientre de alquiler y los efectos negativos que tiene. Además, la que es mamá de tres hijos, al descubrir que sus padres no eran los que decían ser, lucha día a día por proteger a los más vulnerables: las madres, que lo hacen porque necesitan dinero, y los niños, que pueden crecer con problemas muy graves.
¿Cómo descubriste que naciste mediante un vientre de alquiler?
No fue fácil. Desde pequeña he sabido que pasaba algo raro en mi familia. Nunca me ha faltado nada, siempre he tenido lo mejor, pero emocionalmente sentía un gran vacío… fue muy difícil para mi vivir con ese sentimiento de abandono, con ésa batalla interior.
Cuando tuve madurez suficiente, empecé a ver que me parecía muy poco a mi padre y nada a mi madre. Soy alta y rubia, y mi madre es morena y baja. De hecho, las madres de mis amigas del colegio eran mucho más jóvenes que mi madre, y nací en Kentucky según mi partida de nacimiento, lo cual no tenía sentido viviendo mis padres en Francia.
Ante mis sospechas, en 2022 mi suegra me regaló una prueba de ADN a través de MyHeritage, una plataforma en línea que confirmó mis sospechas y mi hipótesis.Aunque fue un momento muy difícil para mi, la prueba fue esencial para confirmar lo que siempre había creído en mi interior…como he dicho, siempre sospeché que no era hija de mis padres.
Ahí vi que yo no tenía descendencia francesa. Mi madre es francesa, pero yo soy un 33 % noruega y un 33 % lituana. Mi madre biológica es estadounidense, originaria de Kentucky, donde yo nací. Así que allí tengo familia también.
¿Sabes algo de tu madre biológica?
La conozco y estoy en contacto con ella, pero no tenemos una relación. Mis padres entraron en contacto con mi madre biológica a principios de los años 90 porque querían ser padres, pero debido a los problemas de infertilidad y la edad de mi madre, no podían.
En ese momento, mi madre biológica estaba pasando por un momento muy complicado y tenía motivos para vender su vientre. Acababa de perder a un hijo en un accidente doméstico y tenía cuatro niñosa los que alimentar. Ella posiblemente necesitaba el dinero y la subrogación fue su única opción.
¿Cuándo y por qué decidiste comenzar con el activismo?
La maternidad subrogada es una práctica equivocada. Es una práctica contraria a la ética y a mí me ha hecho mucho daño. Nací de la subrogación y ahora estoy luchando contra ella porque creo que no se regula una mala práctica, sino que se prohíbe. Ahora soy madre de dos niños y una niña, y no te puedes imaginar lo mal que lo he pasado. Yo solo sabía el 50 % de mis genes, y no conocía el 25% de los genes de mis hijos. No sabía si podría transferirles alguna enfermedad.
Lo único que quiero hacer es crear conciencia en las personas y hacerles ver que esta polémica práctica va en contra de la dignidad de las personas, de los niños y sus madres. Romper el vínculo de una madre con su hijo es muy duro, es inhumano cuando se hace en el nacimiento. Esto no se debería permitir.
A mí me ha pasado, yo he tenido problemas psicológicos, el trauma del abandono, depresión etc. Esto también me ha ocurrido por un trastorno que sufre mi madre. La agencia de vientres de alquiler a la que acudió debería haberla rechazado por este motivo, pero no lo hicieron porque económicamente les convenía. Es un mercado y se aprovechan de mujeres vulnerables.
El concepto de dignidad humana está en la Declaración de los Derechos Humanos. Sin embargo, mediante estas acciones, se está dejando de lado. ¿Cree necesario que las personas sepan que tienen un valor intrínseco?
La dignidad humana merece todo el respeto. Yo lo que quiero es que las personas sean conscientes de que los vientres de alquiler no deberían existir. Yo no lucho contra las personas, ni los padres comitentes ni las familias. Lucho contra el sistema que permite esta práctica y mi objetivo es proteger a las mujeres y los niños de este mercado y para que la gente sepa cuánto sufrimos los niños nacidos por esta técnica. Mi activismo ha herido a mis padres y ha deteriorado nuestra relación, pero tengo que luchar por que otros niños no sufran lo mismo que he sufrido yo.
Hace un par de semanas fui a ver al Papa Francisco. Nuestro encuentro se produjo un día antes de que Roma acogiese la Conferencia Internacional de la «Declaración de Casablanca» para la Abolición de la Gestación Subrogada. Aunque no comparto muchas de las cosas que defiende la Iglesia, le agradecí mucho su apoyo. Me mostró mucha empatía y calificó la subrogación como un negocio global.
por María Fernández
Para El Debate.com
3.- «Capacitismo» de la industria de la fertilidad
Es difícil encontrar un titular más horrible y desgarrador que éste: «Pillé a nuestra madre de alquiler bebiendo y le hice abortar al bebé». El artículo detalla la experiencia de Marty y Melinda Rangers con la gestación subrogada, centrándose en el primer embarazo por encargo de la pareja. Ese embarazo terminó en un aborto de veinte semanas después de que un post de Instagram mostrara a la madre de alquiler que habían contratado bebiendo lo que parecía ser un chupito de tequila. La madre de alquiler insistió en que en el vídeo había estado bebiendo agua, pero la pareja, poco convencida, le exigió que abortara. En su opinión, la madre de alquiler había violado una de las estipulaciones de su contrato de maternidad subrogada de cuarenta páginas.
Hay muchas cosas que el dinero no puede comprar, pero la industria de la fertilidad insiste en que sí se puede comprar una familia. Después de gastarse 100.000 dólares en su primer hijo por vientre de alquiler y que acabara en aborto, los Rangers, tras amasar una pequeña fortuna en el sector inmobiliario antes de retirarse al Caribe con cuarenta y pocos años, encargaron un segundo y un tercer hijo por un total de 300.000 dólares. Dado el precio pagado, no es de extrañar que la pareja quisiera asegurarse de recibir productos de la máxima calidad. La historia de la corta vida de su primer hijo subrogado es una historia de injusticia y mercantilización que revela el profundo «capacitismo» de la industria de la fertilidad.
Injusticia y mercantilización
La historia de los Rangers revela una trágica serie de injusticias hacia el niño implicado. En todo momento los adultos subordinaron los intereses del niño a sus propios deseos, permitiendo que el niño sufriera las consecuencias, incluso mortales. En primer lugar, se decidieron por un proceso que obliga al bebé a sufrir el trauma de la separación materna. En segundo lugar, una mujer (la madre de alquiler) aceptó un contrato por el que intercambiaba por dinero al niño que iba a llevar en su vientre durante nueve meses. En tercer lugar, según las acusaciones de la pareja compradora, la madre de alquiler llevó a cabo acciones que se sabe causan daño a un bebé antes de nacer. Y por último, la pareja compradora decidió que el bebé debía ser destruido ante la posibilidad de que pudiera nacer con alguna discapacidad.
Pero aunque la historia hubiera sido diferente, el niño habría seguido siendo víctima de una injusticia. El artículo no aclara en ningún momento que los Rangers tuvieran una infertilidad real, sino que sólo se refiere a la posibilidad de que la sufrieran debido a la edad de Melinda Rangers. Sin embargo, incluso si fuera así, la maternidad subrogada seguiría obligando a separar a un bebé de la única persona del mundo a la que reconoce momentos después de nacer. La infertilidad es desgarradora, pero cuando se ofrece la maternidad subrogada como solución los adultos imponen que un niño cargue con el dolor de la separación materna a cambio de acabar con el dolor por la falta de hijos de los adultos. Es cierto que este dolor puede ser grande, pero debemos preguntarnos: ¿a qué precio elegimos aliviar ese dolor?
Del mismo modo, aunque la madre de alquiler que contrataron los Rangers no hubiera consumido alcohol y no hubiera expuesto al niño a los riesgos que ello conlleva, el hecho de que aceptara voluntariamente un acuerdo lucrativo que trata a ese niño como una mercancía seguiría siendo una injusticia. Incluso si los Rangers hubieran optado por no exigir que el niño fuera abortado y hubieran aceptado la posibilidad de criar a un niño con necesidades especiales, habrían optado intencionadamente por alquilar el vientre de una mujer, con el consiguiente riesgo para ella y para el bebé. El niño iba a ser intercambiado en virtud del contrato como si fuera una mera propiedad.
Las dos caras de la misma moneda capacitista
Las cláusulas de aborto son habituales en los contratos de gestación subrogada, y no es la primera vez que una pareja exige a una madre de alquiler que aborte a un bebé que podría tener necesidades especiales, ni tampoco es la primera vez que una historia así atrae la atención pública. El año pasado, dos hombres encargaron un hijo por gestación subrogada antes de exigir que el niño fuera abortado porque a la mujer que contrataron como vientre de alquiler le habían diagnosticado un cáncer. Su tratamiento habría requerido un parto prematuro por el bien tanto de la madre como del niño, una posibilidad inaceptable para los hombres que encargaron el niño porque no estaban dispuestos a criar a un niño que, al ser prematuro, podría necesitar cuidados especiales. El bebé fue abortado a las treinta y cuatro semanas.
Aunque las industrias de la fertilidad y el aborto suelen considerarse como opuestas -una se dedica a crear vida y la otra a destruirla-, ambas no son tan diferentes como nos gustaría creer. La destrucción de niños «no aptos», ya sea en la fase embrionaria o en algún momento del embarazo, es fundamental para el funcionamiento de ambas industrias. Al igual que la industria del aborto habría condenado a muerte a mi hermana por las discapacidades que le causó la adicción de su madre biológica, la industria de la fertilidad crea acuerdos en los que la pareja que encarga el embarazo puede «descartar» un «producto dañado» porque la madre biológica del niño (la madre de alquiler) puede, por ejemplo, haber consumido alcohol.
Según esta lógica, los niños existen para los adultos, debiendo ajustarse a los tiempos y términos establecidos por los adultos. Dado que se da prioridad a los deseos de los adultos, los niños son tratados como un medio para alcanzar un fin, un paso que siempre lleva en la dirección del capacitismo. Si un niño existe para proporcionar a los adultos satisfacción, felicidad o una sensación de plenitud, un diagnóstico adverso que haga que el niño esté por debajo del nivel requerido puede provocar su destrucción.
Valor inconmensurable
Los Rangers pagaron por la muerte de su hijo por encargo debido a la posibilidad de que tuviera una discapacidad: la posibilidad de que el niño por el que habían pagado tuviera necesidades adicionales que cubrir, no alcanzara los hitos de desarrollo al mismo tiempo que sus compañeros o tuviera que hacer frente a problemas físicos y cognitivos. Como hermana de alguien que vive con las mismas necesidades especiales a las que podría haberse enfrentado ese niño, mi corazón se rompe por ese niño y clama contra este mal.
Al mismo tiempo, se me parte el corazón por esa pareja. ¿Cómo puede alguien tratar a los niños como productos sin, al mismo tiempo, creer que su propio valor es meramente transaccional? ¿Cómo puede alguien expresar un rechazo tan letal hacia un niño discapacitado sin creer también que su propia valía radica en sus capacidades, sus posesiones y sus logros?
Al haber crecido como la hermana sana de alguien con necesidades especiales, he perdido la cuenta de los comentarios capacitistas dirigidos a mi familia. A lo largo de los años he visto que esta visión terriblemente utilitarista del valor de otra persona también refleja el propio concepto de autoestima. Quienes ven a alguien que pasa sus días en una cama o en una silla de ruedas y se preguntan: «¿Qué clase de vida es ésa?», suelen ser las mismas personas que reaccionan con terror absoluto e irrefrenable cuando se enfrentan a un diagnóstico o a una lesión que puede limitar sus capacidades o situarles en una posición de dependencia, o incluso al proceso natural de envejecimiento.
Ningún niño existe para satisfacer los deseos de los adultos. Ningún niño -ninguna persona- puede reducirse a un mero medio para los fines de otros. Si lo fueran, su valor dependería de lo bien que cumplieran esos fines. El niño que abortaron los Rangers, los otros dos niños que encargaron y toda persona nacida o por nacer tienen un valor profundo que trasciende los fines de las personas responsables de su concepción. No estamos en la posición de decidir si alguien es lo bastante bueno como para que se le permita vivir.
Vulnerabilidad inevitable
Después de que los Rangerss decidieran el aborto para evitar la posibilidad de ser padres de un niño con necesidades especiales, el siguiente niño que encargaron nació prematuramente a los seis meses. En ninguna parte del artículo del Daily Mail se sugiere siquiera que se plantearan rechazar a ese niño, a pesar de haber abortado a su hermano mayor con pocas semanas menos. Ojalá su hermano mayor hubiera recibido el mismo trato.
Incluso después de hacer todo lo posible -elegir un vientre de alquiler en lugar del riesgo de que la Sra. Rangers diera a luz, exigir el aborto tras un consumo de alcohol no confirmado e investigar cuidadosamente a su próximo vientre de alquiler-, los Rangers seguían sin tener garantías de formar una familia sin complicaciones. Hay una vulnerabilidad inevitable en la paternidad porque los humanos no controlamos la vida de nuestros hijos. Con o sin parto prematuro, los Rangers no tienen ninguna garantía de que sus hijos no sufran enfermedades o lesiones, problemas de salud mental o dificultades escolares. Por mucho que lo intente, ningún padre puede evitar por completo que sus hijos sufran ningún tipo de daño ni protegerse de tener que ocuparse de las necesidades únicas y difíciles de un niño.
La paternidad -y la vida en general- implica rendirse. Rendirse ante la posibilidad de no poder proteger a tu hijo de todo. Rendirse a la realidad de que ahora eres responsable de las necesidades de otro y no sabes hasta dónde llegarán. Esto es algo de lo que fui testigo a una edad temprana, cuando vi a mis padres criar a un niño con necesidades especiales y acoger en nuestra familia a niños con discapacidad en régimen de acogida, algunas de cuyas vidas fueron trágicamente cortas. Cuando mis padres empezaron a acoger a mi ahora hermana, sus capacidades y necesidades eran radicalmente distintas de lo que les habían dicho antes de conocerla. Sin embargo, les he visto aceptar estos retos durante los últimos veinte años.
Incluso antes de que la paternidad sea una realidad, hay que rendirse a la posibilidad de que no ocurra en el momento o de la manera que esperamos. Incluso puede que no ocurra nunca. A nadie se le garantiza una paternidad sin riesgos; nadie está preservado del sufrimiento.
Los niños no son un medio para conseguir la felicidad de los adultos ni la satisfacción de sus anhelos. Son seres humanos que merecen ser tratados con dignidad. Cuando nos negamos a aceptar que no tenemos el control total, estamos imponiendo nuestro control sobre otros. El utilitarismo de las industrias del aborto y de los vientres de alquiler permite a la gente llevar esta mentalidad a extremos nuevos y más destructivos, de una manera que nuestra cultura acepta y normaliza cada vez más. Nuestra respuesta debe ser defender a los más vulnerables y ver y celebrar el inconmensurable valor de cada persona en cada etapa de su vida.
por Patience Sunne
para Public Discourse
4.- El Vaticano afirma que "no existe un derecho al hijo"
Gabriella Gambino, subsecretaria del dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, moderó el evento «¿A qué precio? Hacia la abolición de los vientres de alquiler: prevenir la explotación y la mercantilización de mujeres y niños», que tuvo lugar en la sede de la ONU en Ginebra y que fue organizado por la Misión Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas. El encuentro tenía el objetivo de concienciar sobre la necesidad de «promover un compromiso común para garantizar la protección universal de la dignidad y los derechos humanos fundamentales de las personas implicadas».
«Turismo procreativo»
Gambino explicaba como este fenómeno ha generado un «turismo procreativo» causado por las diversas legislaciones de los países sobre los vientres de alquiler y que provoca «la explotación transnacional de mujeres y niños a través de esta práctica».
Además, Gabriella Gambino hizo referencia al reciente documento publicado por el dicasterio para la Doctrina de la Fe, Dignitas Infinita, el cual reafirma, entre otras cuestiones, la postura de la Iglesia sobre la maternidad subrogada, donde se declara que es una grave violación contra la dignidad humana. La subsecretaria, siguiendo con el hilo del documento, afirmó que «no todas las formas de engendrar son lícitas y que no existe un ‘derecho al hijo’ en términos estrictamente jurídicos que pueda justificar cualquier práctica procreativa», recordando que el hijo a lo que tiene derecho es «a tener un origen plenamente humano y […] a recibir el don de una vida que manifieste la dignidad de quien la da y de quien la recibe».
Referencia a «Dignitas Infinita»
La subsecretaria, siguiendo con el hilo del documento, afirmó que «no todas las formas de engendrar son lícitas y que no existe un ‘derecho al hijo’ en términos estrictamente jurídicos que pueda justificar cualquier práctica procreativa», recordando que el hijo a lo que tiene derecho es «a tener un origen plenamente humano y […] a recibir el don de una vida que manifieste la dignidad de quien la da y de quien la recibe».
Entre otras personas que intervinieron en el evento, como explica Infovaticana, se encontraban personalidades como Eugenia Roccella, ministra italiana de Familia, Natalidad e Igualdad de Oportunidades, que «habló sobre la gestación subrogada desde la perspectiva de la legislación italiana», así como Olivia Maurel, portavoz de la Declaración de Casablanca y líder de la campaña por la abolición universal de la maternidad subrogada que «ofreció su perspectiva desde los derechos de la infancia».
por María Rabell García
Para El Debate.com
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