Audio 01: El mensaje divino contenido en este libro 1, llegará al corazón de cualquiera que lo lea y medite detenidamente, porque tanto el amor de predilección que el Verbo de Dios muestra por la autora, como su Voluntad salvífica y santificadora, se extienden a todos los hombres (pág. 6).

Audio 02: La publicación del libro es un acto de obediencia a la voluntad expresa del Señor, tal como Dolores la capta y su Director espiritual la interpreta. *«Todas estas enseñanzas que te voy impartiendo, no sólo van dirigidas a ti, sino que un día deberán ser dirigidas a muchos de mis hijos. Quiero que todo lo escrito, escrito esté para la gloria del Todopoderoso»* (15-3-88) (pág. 7)

En oración en mi habitación. El día anterior le había pedido soñar que yo era una de las mujeres que lo seguían en la Cruz.

*Yo, Jesús, Hijo de Dios todopoderoso, en el día de Viernes Santo, testifico que mi hija Dolores, a quien he colmado de gracias, pasa a ser una hija seguidora de mi Cruz. Como las santas mujeres me siguieron en el día de mi crucifixión, tú me seguirás el resto de tu vida.*

En la iglesia del Clínico, cuando me sentía angustiada por pensar si lo mío era verdad.

*La verdad es cruda, brillante y luminosa. Hiere, pero nos lleva a la luz y a la paz de espíritu. El mundo se engaña enmascarando la verdad pues le da miedo su luz.* Por eso retrocede hacia la mentira, instalándose en el engaño y en la comodidad que esto produce. *En este estado ya no reconocen nada más.*

*𝙔𝙤, 𝙅𝙚𝙨ú𝙨, 𝙩𝙚𝙨𝙩𝙞𝙛𝙞𝙘𝙤 𝙦𝙪𝙚 𝙮𝙖 𝙝𝙚𝙢𝙤𝙨 𝙚𝙣𝙩𝙧𝙖𝙙𝙤 𝙚𝙣 𝙚𝙡 𝙩𝙞𝙚𝙢𝙥𝙤 𝙖𝙥𝙤𝙘𝙖𝙡í𝙥𝙩𝙞𝙘𝙤.*
*Los hombres no sólo no se arrepienten, sino que cada día se hunden más en el fango, olvidándose de su Dios.* Para ellos su Dios es su propio egoísmo, su voracidad por el placer y el pecado. Ya no reparan en nada y, generalmente, no les duele ofender ni a su Dios ni a su prójimo.
*Mi enojo no tiene límites ni puedo sostener por más tiempo la ira del Padre. Tú no temas, hija mía, ni por ti, ni por tu familia.*

_Padre, ¿y tantos inocentes…? ¿Qué pasará con tantos pequeños?_

*No temas por los pequeños e inocentes. Todos estos pequeños verán mi gloria igual que el que dé su vida por uno solo de estos pequeños, o por su prójimo.*
Tú, mi amada, mi pequeña colaboradora, no temas.

_No… Todo esto está en mi cabeza. Yo me lo invento todo._

*Esto que escribes no es ninguna ilusión. Soy Yo que te sumerjo en mi Corazón. Me sirvo de tu pensamiento y de todo tu ser.* ¿No te entregas a Mí cada mañana? ¿No eres mi pequeña? No sufras. Sigue. No dudes. Sumérgete cada día más en mi amor. Deja que Yo te cubra por entero y verás mi luz. Te amo, pequeño tesoro de tu Dios.

*𝕆𝔽ℝ𝔼ℕ𝔻𝔸 𝔸𝕃 𝔸𝕄𝕆ℝ 𝕄𝕀𝕊𝔼ℝ𝕀ℂ𝕆ℝ𝔻𝕀𝕆𝕊𝕆*

_Estando en oración en la iglesia del Clínico, la Voz me manifestó su deseo de *que me ofreciera diariamente a Él con una oración de Ofrenda al Amor Misericordioso. Me encargó que dijera a mi padre espiritual que él se ofreciera también diariamente con esta oración y que la divulgara entre los fieles.*_

_La oración, después que mi director la pasara a limpio e introdujera una mención a la Santísima Virgen (vid. 1-10-83) dice así:_

*OFRENDA AL AMOR MISERICORDIOSO*

*Padre Santo, por medio del corazón doloroso de María, te ofrezco mi alma en el altar, junto con la de tu Hijo muy amado, pidiéndote que, con la mía, veas todas las almas que habitan la tierra, y que, Por el sacrificio de tu Hijo, tengas compasión de los hombres.*

*¡Misericordia, Padre! ¡No se agote tu paciencia y, por el amor de las almas que te aman, sostén tu ira!*

El Dios de Israel, el Dios del Universo, a través de mi hija da al mundo una advertencia: *«𝙊𝙧𝙖𝙙, 𝙤𝙧𝙖𝙙. 𝙉𝙤 𝙤𝙨 𝙘𝙖𝙣𝙨é𝙞𝙨 𝙙𝙚 𝙝𝙖𝙘𝙚𝙧𝙡𝙤. 𝙈𝙞 𝙥𝙖𝙘𝙞𝙚𝙣𝙘𝙞𝙖 𝙚𝙨𝙩á 𝙖𝙡 𝙗𝙤𝙧𝙙𝙚 𝙙𝙚𝙡 𝙡í𝙢𝙞𝙩𝙚. 𝙇𝙖 𝙨𝙤𝙨𝙩𝙞𝙚𝙣𝙚𝙣 𝙡𝙤𝙨 𝙧𝙪𝙚𝙜𝙤𝙨 𝙙𝙚 𝙡𝙤𝙨 𝙥𝙤𝙘𝙤𝙨 𝙦𝙪𝙚 𝙖ú𝙣 𝙢𝙚 𝙖𝙢𝙖𝙣. 𝙉𝙚𝙘𝙚𝙨𝙞𝙩𝙤 𝙫𝙚𝙧 𝙚𝙡 𝙖𝙢𝙤𝙧 𝙙𝙚 𝙡𝙖𝙨 𝙖𝙡𝙢𝙖𝙨 𝙦𝙪𝙚 𝙢𝙚 𝙖𝙢𝙖𝙣, 𝙤𝙛𝙧𝙚𝙘𝙞𝙙𝙤 𝙙𝙞𝙖𝙧𝙞𝙖𝙢𝙚𝙣𝙩𝙚 𝙖 𝙈í».* Tú, hija amada mía, no por tus méritos, sino por los de mi Divino Hijo, sigue.
No preguntes; y *acepta cada día lo que Yo te ofrezco con amor y que tu pobre humanidad nunca podrá comprender. Lo que no entiendas, piensa que es por el bien de tu alma y quizás el de muchas almas desventuradas que necesitan sacrificios y oraciones de otras que, como tú, cada día os ofrecéis a Mí.*
*Yo, como Padre, distribuyo mis gracias entre todos. Tú sigue. La Virgen Santísima te lleva de su mano. Acepta mi voluntad y sigue.* Te recompensaré por ello.

_Después de estos dos últimos mensajes, que me han dejado asustada por su fuerza, le he pedido que me hable a través del libro de Margarita. Me ha dicho:_

He aquí la *finalidad de mi Mensaje: 𝘾𝙤𝙣𝙤𝙘𝙞𝙢𝙞𝙚𝙣𝙩𝙤 𝙢á𝙨 𝙥𝙧𝙤𝙛𝙪𝙣𝙙𝙤 𝙙𝙚 𝙢𝙞 𝙖𝙢𝙤𝙧 𝙝𝙖𝙘𝙞𝙖 𝙡𝙤𝙨 𝙝𝙤𝙢𝙗𝙧𝙚𝙨. 𝙇𝙤 𝙦𝙪𝙚 𝙥𝙞𝙙𝙤 𝙨𝙤𝙣: 𝙨𝙖𝙘𝙧𝙞𝙛𝙞𝙘𝙞𝙤𝙨, 𝙤𝙧𝙖𝙘𝙞𝙤𝙣𝙚𝙨, 𝙢𝙤𝙧𝙩𝙞𝙛𝙞𝙘𝙖𝙘𝙞𝙤𝙣𝙚𝙨 𝙚 𝙞𝙣𝙩𝙚𝙣𝙨𝙞𝙛𝙞𝙘𝙖𝙘𝙞ó𝙣 𝙙𝙚𝙡 𝙘𝙪𝙡𝙩𝙤 𝙖 𝙈𝙖𝙧í𝙖.*

Yo, Jesús, hablo a mi hija a través de su pensamiento, que está lleno de dudas todavía, muy a pesar mío: si soy Yo quien le hablo, o si es ella que se lo inventa. Pero Yo insisto en que escriba. Hoy hablo del amor del cristiano. *El Cristiano no debe tener enemigos, no debe odiar a nadie. Su casa ha de estar abierta a todo el que quiera entrar, y debe compartir su comida con el que venga. También todo lo que tenga. Se levantará por la mañana ofreciendo todo el día a su Señor, pidiendo ayuda a Él para así poder cumplir a la perfección su cometido, que es el de ser, ante todo, Cristiano. Yo llenaré su alma de gracia y le indicaré sus pasos, siempre hacia Mí.*

▪️𝘕𝘰𝘵𝘢 a𝘤𝘭𝘢𝘳𝘢𝘵𝘰𝘳𝘪𝘢
𝘌𝘭 𝘭𝘪𝘣𝘳𝘰 𝘥𝘦 𝘔𝘢𝘳𝘨𝘢𝘳𝘪𝘵𝘢 𝘴𝘦 𝘵𝘳𝘢𝘵𝘢 𝘥𝘦𝘭 𝘭𝘪𝘣𝘳𝘰 𝘔𝘦𝘯𝘴𝘢𝘫𝘦 𝘥𝘦𝘭 𝘈𝘮𝘰𝘳 𝘔𝘪𝘴𝘦𝘳𝘪𝘤𝘰𝘳𝘥𝘪𝘰𝘴𝘰 𝘢 𝘭𝘢𝘴 𝘈𝘭𝘮𝘢𝘴 𝘗𝘦𝘲𝘶𝘦ñ𝘢𝘴, 𝘭𝘭𝘢𝘮𝘢𝘥𝘰 𝘵𝘢𝘮𝘣𝘪é𝘯 𝘋𝘪𝘢𝘳𝘪𝘰 𝘥𝘦 𝘔𝘢𝘳𝘨𝘢𝘳𝘪𝘵𝘢, 𝘱𝘰𝘳 𝘦𝘭 𝘴𝘦𝘶𝘥ó𝘯𝘪𝘮𝘰 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘢𝘶𝘵𝘰𝘳𝘢, 𝘶𝘯𝘢 𝘮𝘢𝘥𝘳𝘦 𝘥𝘦 𝘧𝘢𝘮𝘪𝘭𝘪𝘢 𝘣𝘦𝘭𝘨𝘢. 𝘚𝘦 𝘩𝘢 𝘱𝘶𝘣𝘭𝘪𝘤𝘢𝘥𝘰 𝘦𝘯 𝘮𝘶𝘤𝘩𝘰𝘴 𝘪𝘥𝘪𝘰𝘮𝘢𝘴, 𝘤𝘰𝘯 𝘭𝘢 𝘢𝘱𝘳𝘰𝘣𝘢𝘤𝘪ó𝘯 𝘺 𝘢𝘭𝘢𝘣𝘢𝘯𝘻𝘢 𝘥𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘳𝘦𝘴𝘱𝘦𝘤𝘵𝘪𝘷𝘰𝘴 𝘰𝘣𝘪𝘴𝘱𝘰𝘴.

Estando en oración en mi habitación, yo le decía al Señor que tengo miedo al sufrimiento._

Yo también tuve miedo, hija mía, pero *seguí por amor a vosotros. Primero fueron los latigazos; aún parece que me quema la espalda.* Las voces de las gentes que antes me seguían, se habían vuelto contra Mí. De sus bocas salían los insultos más desagradables. *Sus gestos, sus miradas desprendían un odio mortal.* Créeme, helaba la sangre en las venas. *Cada vez me sentía morir; mi alma temblaba de horror, mi pena me ahogaba hasta el punto de hacer mi respiración entrecortada.*

Me cogieron y, a empujones, me encerraron en una casa que servía para encerrar ganado, por estar próxima al Sanedrín. Me tiraron contra el suelo, me dieron dos patadas, en la espalda y el costado. Me hicieron levantar y, entonces, uno de ellos dijo: «¿Habéis visto la cara? El Rey…¡ja! ¡ja! –se reía–. Mirad como tiembla».

Hija mía, *Yo temblaba, tenía frío y sudaba.* La boca seca, la lengua pegada al paladar. *Me acordaba de mi Santa Madre.* Al poco rato volvió con unas ramas de espino. Por Jerusalén hay muchos, por ser tierra seca. Se entretuvo en hacer una corona. Al hacerla se pinchó dos veces y me insultó de nuevo. En su mirada vi la mirada de satanás. Se acercó a Mí y dijo: «¿No eres rey? ¡Pues aquí tienes tu corona!» Me la puso como si fuera un gorro. *Sus púas taladraron mi carne y llegaron hasta mi cráneo. Una luz blanquecina nubló mis ojos y no pude evitar un gemido. Hija mía, sentí el calor de la sangre recorrer mi rostro.* Me pusieron un manto y un cetro de caña. Me hicieron salir a bofetadas y tirones.

*Me condenaron, ya lo sabes, a que cargara con la Cruz. Pesaba, ¡cómo pesaba!* No podía con ella. Las gentes seguían gritando como enloquecidas. Una profunda pena invadió mi alma. Estaban locos *y Yo había venido a salvarlos.*
*Yo moría por aquellas turbas enloquecidas que pedían mi Sangre. Yo no quería morir: mi carne de hombre joven quería vivir; pero mi Espíritu divino pedía la entrega total. Debía salvarlos: extender los brazos y, en un abrazo único, cogerlos a todos y apretarlos contra mi Corazón.*

*Tropecé y caí. Miré al cielo y pedí ayuda al Padre. Pedí fuerzas para llegar hasta el Calvario.* Me ayudaron a levantar y pusieron al Cirineo para que me ayudara. Caminé un poco más, pero ya no podía. Me caí por tres veces. Llegamos al monte: había llegado mi hora.

*Levanté la vista al cielo y me ofrecí al Padre.* Pusieron la Cruz plana en el suelo, y a Mí encima. Entre cuatro hombres, uno en cada mano y dos en los pies. Me pusieron un pie encima del otro; uno de ellos los sujetaba. *No hice ningún gesto; ya no podía. Había tanto dolor en mi cuerpo y en mi alma que no es posible describirlo: no hay palabras para expresar tanto dolor.*

*Cuando levantaron la Cruz, el peso de mi cuerpo hizo que las heridas se rasgaran un poco más. Miré y vi a mi pueblo. Ya estaban satisfechos, habían matado al Hijo del hombre. Todo era como debía ser. Y Yo había cumplido con la Voluntad de mi Padre.* 

En mi habitación, en oración.

*Hija mía, la luz de mi Corazón pasa a través de las tinieblas como saetas encendidas de amor, hiriendo el corazón de los hombres. Pero hay muchos de ellos que ni se dan cuenta.* Para todo tienen una explicación. Se tapan los ojos y los oídos y siguen caminando, buscando fuera de Mí, la alegría que nunca han de encontrar.

*Mi tristeza es grande… ¡les amo tanto! Uso todos los recursos para atraerlos, siempre respetando su libertad.* Y sigo recibiendo su desprecio en mi rostro y *mi Corazón sigue sangrando. ¿A cuántos de mis hijos podré salvar?* Ayúdame, pequeña mía. Ahora es tiempo de prueba. *Cógete de las manos de mi Madre Santa. Ella te llevará por el camino de la salvación.*

En oración en mi habitación.

…No ha llegado el momento para mi pequeña. Hay que prepararla. *Su alma ha de estar robusta en la fe y dispuesta para la lucha. Yo ahora la moldeo a mi gusto.* Déjate llevar, amada mía, no tengas prisa, no dudes más. Yo estoy en ti en este momento y para siempre. *Alégrate de saber que eres mi consuelo. Te amo.*

Por la mañana me dijo que escribiría cuando llegara a mi casa._

Hoy me siento triste y *mi tristeza no tiene fin. Junto con mi tristeza está la ira del Padre, que ya no puedo sostener.*
A medida que los días pasan, *los hombres se asemejan más a las fieras; peor aún. Ellas entre sí se respetan; pero los hombres asesinan, roban, mienten, ultrajan, violan y… ¿para qué?*
*Muchos han desterrado de su alma el sentimiento más noble, que es el «Amor».* Su deseo de ser algo les lleva a pactar con mi enemigo el Diablo. Éste los envuelve dándoles una tranquilidad aparente y *ya no son capaces de reconocer a su Dios.*

*Ya se avecina el momento de mi justicia. Muy a mi pesar, debo implantarla. Pero ¡ay! no me escuchan.* Pequeña mía, a quien Yo venero. Te quiero. Ayúdame.

_No sé cómo ayudarte. Cada día tengo más trabajo y ni siquiera sé lo que pides exactamente de mí._

No ha llegado tu hora todavía. *Darás testimonio de Mí. Mientras tanto, sólo debes orar y amarme con toda tu alma, como Yo te amo.*

En oración en mi habitación._
_Yo le decía: ¡Qué poco estoy contigo! Él me contesta: Estás siempre en Mí._

*De día y de noche vives en Mí, respiras en Mí y duermes en Mí. Y esto seguirá hasta el día que dejes este mundo para ir a mi encuentro real.* Me preguntas qué clase de oración haces, ya que no puedes darme el tiempo que quisieras.

Yo te digo: *Oración es el trabajo realizado con amor y ofrecido al Padre. Oración es amar al prójimo y contentar a cuantos se acercan a ti. Oración es perdonar las ofensas recibidas y disculparlas. Oración es la sonrisa, oración es la alegría, oración es el impulso para hacer el bien. Todo esto, ofrecido al Padre, con el pensamiento, limpio y puro, del que cada mañana se ofrece a sí mismo y se pone en mis santas manos.*

Mi luz te envuelve, pequeña mía. Te hace luminosa a los ojos del Padre. *Esta luz envuelve a todos lo que están con Dios. Por eso a todos los que aman a Dios se les llama hijos de la luz.*

*𝕄𝕀𝔼ℝℂ𝕆𝕃𝔼𝕊 𝕊𝔸ℕ𝕋𝕆*

Hija mía, no te extrañe que Yo ame a mis hijos hasta el punto de estar constantemente pidiendo que me quieran. 𝗬𝗼 𝗼𝘀 𝗮𝗺𝗼 𝗶𝗻𝗳𝗶𝗻𝗶𝘁𝗮𝗺𝗲𝗻𝘁𝗲. *Vosotros, pobres pequeños míos, no conocéis la capacidad que abarca la palabra «infinito». Debe sorprenderte que Yo, el Rey Celestial, mendigue un poco de amor a mis ingratos hijos, pero esto es así porque Yo, Soy todo amor, todo justicia, todo bondad y misericordia, acompañada de una santa paciencia.*

*Quiero salvarlos, aunque sé de antemano que no es posible, todos no se salvarán. Por eso sigo gritando.* ¿Por cuánto tiempo? Cuando llegue la hora de mi justicia, tendré que ser implacable. *¿Cuántos de mis hijos caerán en el camino? Debo ser severo, a pesar de que les amo tanto… ¡como sólo Dios sabe amar!*

Pequeña mía, *trabaja, trabaja para Mí, para tus hermanos, para arrancar de las manos del diablo cuantas almas podamos. El tiempo apremia,* ya falta poco, ten valor. *El tiempo de mi Pasión está siempre presente para Mí. y también están presentes los pocos que me aman y los que no me hacen caso.*

◼️𝘕𝘰𝘵𝘢 𝘢𝘤𝘭𝘢𝘳𝘢𝘵𝘰𝘳𝘪𝘢:
𝘋𝘪𝘰𝘴 𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘵𝘰𝘥𝘰𝘴 𝘭𝘰𝘴 𝘩𝘰𝘮𝘣𝘳𝘦𝘴 𝘴𝘦 𝘴𝘢𝘭𝘷𝘦𝘯 𝘺 𝘭𝘦𝘴 𝘥𝘢 𝘭𝘢 𝘨𝘳𝘢𝘤𝘪𝘢 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘦𝘭𝘭𝘰, 𝘱𝘦𝘳𝘰 𝘢𝘣𝘶𝘴𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘥𝘦 𝘴𝘶 𝘭𝘪𝘣𝘦𝘳𝘵𝘢𝘥, 𝘢𝘭𝘨𝘶𝘯𝘰𝘴 𝘳𝘦𝘤𝘩𝘢𝘻𝘢𝘯 𝘦𝘴𝘢 𝘨𝘳𝘢𝘤𝘪𝘢 𝘺 𝘴𝘦 𝘰𝘣𝘴𝘵𝘪𝘯𝘢𝘯 𝘦𝘯 𝘤𝘰𝘯𝘥𝘦𝘯𝘢𝘳𝘴𝘦. 𝘊𝘳𝘪𝘴𝘵𝘰 𝘴𝘶𝘧𝘳𝘪ó 𝘱𝘰𝘳 𝘵𝘰𝘥𝘰𝘴 𝘭𝘰𝘴 𝘱𝘦𝘤𝘢𝘥𝘰𝘴 𝘥𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘩𝘰𝘮𝘣𝘳𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝘵𝘰𝘥𝘰𝘴 𝘭𝘰𝘴 𝘵𝘪𝘦𝘮𝘱𝘰𝘴. 𝘗𝘰𝘳 𝘦𝘴𝘰 𝘭𝘢 𝘙𝘦𝘥𝘦𝘯𝘤𝘪ó𝘯, 𝘦𝘴 𝘶𝘯𝘢 𝘢𝘤𝘤𝘪ó𝘯 𝘥𝘪𝘷𝘪𝘯𝘢 𝘴𝘪𝘦𝘮𝘱𝘳𝘦 𝘱𝘳𝘦𝘴𝘦𝘯𝘵𝘦.

*𝕍𝕀𝔼ℝℕ𝔼𝕊 𝕊𝔸ℕ𝕋𝕆*

_A las tres de la tarde. Estando en oración en la iglesia._

*Ha llegado el momento de entregar mi alma al Padre.*
*Todo se ha consumado, según la Voluntad divina. Como ejemplo para el mundo, he consumido mi tiempo, señalado ya en el Antiguo Testamento.* Sin embargo, no estoy satisfecho. Yo he cumplido, pero, *a pesar de las maravillas obtenidas, amo tanto a mis hijos que me entristezco al no poderlos salvar a todos.*

Hija mía, *tus lágrimas adornarán tu vestido: serán perlas preciosas que lucirán en el juicio final. ¡Benditos los ojos que lloran por Mí!* *¡Mira, la Iglesia vacía!* Sólo tú y Yo estamos, estrechamente unidos por el amor. No llores, mi pequeña. *Tus lágrimas, llenas de arrepentimiento, lavan tus culpas y te hacen más hermosa a mis ojos: te unen a las santas mujeres que lloraban por Mí.*

_¿No me dices nada más, Padre?_

Te contemplo, hija mía. *Contémplame tú en la Cruz y pide por los que no han comprendido este Misterio de Amor infinito.*

Pequeña mía, tus remordimientos te delatan ante una falta cometida. Cuando se trata con amor al que creemos enemigo, no hay remordimientos. *Cuando sabemos que hemos hecho lo que es justo, la alegría interior que experimentamos nos muestra que hemos obrado con justicia.* En muchos casos *nos preguntamos cómo debemos proceder o qué actitud debemos adoptar. ¿Qué hacer? ¿Es esto lo que mi Señor quiere que haga?* Para estos casos *Yo te digo: hay que someter a una sola verdad todo tipo de razonamientos: la verdad del Amor. Esta verdad nunca engaña: es el camino seguro para la santidad.*

¿Por qué tienes celos, hija mía? Piensas que amo más a Margarita que a ti. ¿Por qué te entristeces? Ella ha recorrido gran parte de su vida espiritual; tú, hija mía, la empiezas. Pero no por eso he de amarla más. Escucha y entiende lo que voy a decirte: *Yo amo a todos mis hijos por igual. A todos, incluso a los que me aborrecen. Los amo con un amor infinito que tú no puedes comprender.*

*Imagínate mi sufrimiento* cuando veo a muchos de mis hijos aborrecerme, insultarme y seguir desordenadamente al padre de la mentira el cual acaba destruyéndolos. *Cuando logro arrancar de sus manos a una de mis ovejas… ¡Qué alegría siento! ¡Hay gran fiesta en el cielo!* Llevo la oveja recuperada suavemente, *con todo el cariño de mi Corazón; contengo mi amor para no asustarla;* voy dándole mi conocimiento poco a poco; la llevo al redil junto con las demás; *y empiezo a buscar de nuevo todas aquellas que aún me faltan.*

*Pero no pienses que te quiero más que a otras, no. Yo amo igual a todos mis hijos, pero mi caridad cae especialmente sobre los desechados de la vida. Para ellos es mi Misericordia.* (p. 24)

_Yo le decía al Señor: Tú eres un pillo. El pillo más grande que conozco porque has robado mi corazón. y Él me contesta:_

*Pero en su lugar he puesto el Mío.*

El escrito que viene a continuación fue dictado después de recibir *una gracia especial.* Estando en oración en mi habitación, vi como la imagen del cuadro de Nuestro Señor, siendo la misma, se hacía real y me miraba. Al mismo tiempo, una emoción nunca sentida me invadió y mi pecho empezó a jadear con mucha fuerza. Parecía que mi alma quería salir del cuerpo. Las lágrimas corrían por mi rostro y una paz, nunca sentida, llenaba por completo mi alma._

Hija mía, *te guardo grandes gozos. Tu alma temblará como la de un niño ante la presencia de su padre. El niño, en su ignorancia, ve a su padre como figura principal y protectora: el cuidador de su existencia y el dador de todo bien. Tú, mi amada, verás en Mí el infinito, principio y fin de todas las cosas terrenales y celestiales que se integran en mi humanidad, como Dios Único y verdadero que Soy.* Quiero enseñarte poco a poco y hacerte conocedora de mi Sabiduría, de mi humanidad, de mi Amor y Misericordia.

Mi pequeña se estremece de amor, su alma palpita ante los primeros balbuceos del amor, y llora de gozo. Y Yo te digo que eso que sientes no es nada. *Tu alma arderá en amor por Mí, como Yo ardo de amor por los hombres. Entonces, cuando tu alma rebosante de amor se ofrezca al Padre, se volverá hacia sus hermanos dispuesta al sacrificio. Será el momento de la partida, será el momento de tu trabajo en las almas, será el momento de tu unión con tu Creador.*

Está escrito en mi habitación. En mi oración, le rogué al Señor poderlo escribir. Yo le decía: Señor, coge mi alma. Sé que vale poco. Lávala tú con mucho jabón y un estropajo verde y áspero. Y Él me dice:_

*La frotaré con un paño suave como el terciopelo y lo haré con un amor tan dulce, que tu alma se vuelva como un capullo blanco purísimo, que se abra al contacto de las primeras gotas de rocío en una mañana de primavera, entre las manos amorosas de tu amado.*

En oración en mi habitación._

Hija mía, *mantente en la humildad.* Los hombres se creen dueños del mundo, pero *sin la gracia no serían capaces ni de moverse.*

_Padre, entonces ¿somos «marionetas» en tus manos?_

*No, el hombre tiene vida propia; pero olvida que ha sido creado por su Dios y que, para vivir, tanto física como espiritualmente, necesita de mi gracia. Olvida que ni un solo cabello de su cabeza se mueve sin mi voluntad.*

¡Pobres hijos míos que *olvidan con tanta frecuencia que Yo soy su Dios y el dador de todo bien!*

En la iglesia, después de la Comunión. Yo le decía que me hiciera digna de Él. El Señor me contesta:_

*Eres digna de Mí por tu amor. No hay nada digno de Dios en el hombre; sólo es digno el amor a Dios*. (p. 28)

*9 de septiembre de 1984*

_En mi habitación, estando de oración. Yo le decía al Señor: no hago nada para Ti, aparte de amarte. Me hago cargo de tu postura: Tú eres como el padre que tiene un hijo tonto; no le pide más porque sabe que nunca dará más. Me contesta:_

Pero tú tienes una misión que cumplir; te estoy preparando para ella. *En mis manos* tu alma cada vez se vuelve más blanca y más fuerte. *Te preparo para la batalla, hija mía. Confía en Mí, confía en Mí siempre.*

_Yo le decía que tenía miedo de ser como el que guardó el talento o denario y no lo hizo producir. Pero que yo no sabía qué tenía que hacer. Él contesta:_

*El que lo guardó tenía miedo al riesgo, le importaba el qué dirán. No supo cambiar de vida, guardó para sí su tesoro. Por eso fue expulsado.*

_Yo no he cambiado de vida, Señor._

*Tú has cambiado esencialmente, hasta el punto de ser irreconocible para muchos.* *Estás, además, como un buen soldado a la espera de mis mandatos.* Te quiero, pequeña mía.

*9 de septiembre de 1984*

_Después de la Comunión en la Iglesia. Yo le pedía a la Virgen ayuda para saber estar a la vez con Dios y con los hombres. Ella me contesta:_

*Estar con Dios es amar a los hombres.*

En la iglesia de Santa Eulalia, en la plaza de Virrey Amat. Estando esperando para confesar, no me puse de rodillas, y le dije: Padre, yo no quiero ponerme de rodillas, porque Tú eres mi Padre. Me dice:_

*La confianza en Mí es algo que me halaga enormemente; pero no te olvides de la reverencia. La una no va sin la otra.*

*16 de septiembre de 1984*

_En mi habitación en oración. Después de leer el Diario de Margarita que, en la hoja que he leído, habla de la Legión de las Almas Pequeñas, le pregunto cuál es mi camino… pues la Legión ya está formada. Él me contesta:_

*Tú estate a la espera de mi mandato, de mi decisión. Preparándote para la lucha.*

«El purgatorio es para los que no me aman de verdad y no cumplen mis mandatos.* Los que me aman en vida y se adhieren a mí, también siguen adheridos en la muerte. Para ellos no existe el purgatorio. Yo los purifico ya en vida» (pág. 29).

«Yo estoy en ti y tú en Mí. Donde Yo estoy hay paz, amor y sacrificio.
El conocimiento de tu nada es algo que has de tener siempre presente. En verdad nada eres. Pero Yo soy tu valor. *Yo soy; vosotros no sois. Yo soy principio y fin, alfa y omega. Yo estoy en todo lugar*» (pág. 30).

«El dolor de tu Dios es grande y tu pobre alma no puede comprenderlo. Cuando dos hermanos se pelean entre sí, Yo sufro; pero cuando mis hijos se vuelven contra su Dios, achacándome todas sus desventuras y tragedias, mi corazón sangra, la angustia sube a mi garganta como el día de mi crucifixión, y mis heridas vuelven a abrirse. _*Cada día, hija mía, soy de nuevo crucificado»*_ (pág. 32).

«Mi pequeña, *tu sufrimiento te acerca más a mi Divino Corazón.* A medida que adelantas en tu camino hacia Mí, tus sufrimientos son más finos y penetrantes. Tu corazón sangrará de tal modo que, uniéndose al mío, formará una aureola de Gracia y Misericordia para con los que no quieren comprender. Que tu dolor no te aparte de tu Dios, sino que te una fuertemente a Mí» (pág. 32).

«¡Qué pocos se acuerdan del verdadero sentido de la Navidad! Sin embargo, es algo infinitamente hermoso: *Dios se hace pequeño para igualarse a sus hijos, enseñándoles el verdadero sentido del Amor en el mundo»* (pág. 34).

«¿Qué te importa lo que digan de ti y la opinión que tengan? *Sólo debe importarte vivir en mi y amar a tu prójimo.* Yo te llevaré por caminos insospechados. *Yo te llevaré hacia la Salvación»* (pág. 34)

«No quieras, hija mía, avanzar a grandes saltos: *serena tu alma* y piensa que estás al principio de tu camino y que mis grandes santos lucharon consigo mismo durante toda su vida» (pág. 36).

*«Yo iré uniendo su alma a la mía a medida que vayan pasando los días y con la ayuda del Santo Rosario»* (pág. 36).

Que tu pensamiento y tu amor estén por encima de lo humano, por encima de ti misma, que estén en Mí. Sólo entonces, y *por Mí, perdonarás como Yo te perdono, con todo mi corazón»* (pág. 38)

En la iglesia, después de la Comunión. Yo le decía que me hiciera digna de Él. El Señor me contesta:_

*Eres digna de Mí por tu amor. No hay nada digno de Dios en el hombre; sólo es digno el amor a Dios*. (p. 28)

*9 de septiembre de 1984*

_En mi habitación, estando de oración. Yo le decía al Señor: no hago nada para Ti, aparte de amarte. Me hago cargo de tu postura: Tú eres como el padre que tiene un hijo tonto; no le pide más porque sabe que nunca dará más. Me contesta:_

Pero tú tienes una misión que cumplir; te estoy preparando para ella. *En mis manos* tu alma cada vez se vuelve más blanca y más fuerte. *Te preparo para la batalla, hija mía. Confía en Mí, confía en Mí siempre.*

_Yo le decía que tenía miedo de ser como el que guardó el talento o denario y no lo hizo producir. Pero que yo no sabía qué tenía que hacer. Él contesta:_

*El que lo guardó tenía miedo al riesgo, le importaba el qué dirán. No supo cambiar de vida, guardó para sí su tesoro. Por eso fue expulsado.*

_Yo no he cambiado de vida, Señor._

*Tú has cambiado esencialmente, hasta el punto de ser irreconocible para muchos.* *Estás, además, como un buen soldado a la espera de mis mandatos.* Te quiero, pequeña mía.

*9 de septiembre de 1984*

_Después de la Comunión en la Iglesia. Yo le pedía a la Virgen ayuda para saber estar a la vez con Dios y con los hombres. Ella me contesta:_

*Estar con Dios es amar a los hombres.*

En la iglesia de Santa Eulalia, en la plaza de Virrey Amat. Estando esperando para confesar, no me puse de rodillas, y le dije: Padre, yo no quiero ponerme de rodillas, porque Tú eres mi Padre. Me dice:_

*La confianza en Mí es algo que me halaga enormemente; pero no te olvides de la reverencia. La una no va sin la otra.*

*16 de septiembre de 1984*

_En mi habitación en oración. Después de leer el Diario de Margarita que, en la hoja que he leído, habla de la Legión de las Almas Pequeñas, le pregunto cuál es mi camino… pues la Legión ya está formada. Él me contesta:_

*Tú estate a la espera de mi mandato, de mi decisión. Preparándote para la lucha.*