Cofradías del Descendimiento en Málaga
La Semana Santa en España es una conmemoración cargada de profundidad espiritual, tradición y cultura, manifestada a través de sus numerosas procesiones y actos litúrgicos que varían de una región a otra, reflejando la rica diversidad del patrimonio español. Entre estas manifestaciones de fe, las procesiones de la cofradía del Descendimiento en Málaga destacan por su singularidad y el simbolismo que portan, especialmente evidente en las banderas negras que arrastran los nazarenos.
Este acto, más allá de su indudable impacto visual, está imbuido de un profundo significado. Las banderas negras simbolizan el luto y el dolor por la muerte de Jesucristo y son conocidas como ‘quitasangres‘, pues, al arrastrarse por el suelo, van limpiando la sangre de Cristo vestida sobre la tierra a causa de los errores de los hombres.
En la tradición cristiana, el color negro ha sido históricamente asociado con el duelo, y su presencia en las procesiones de Semana Santa subraya la solemnidad y la tristeza que envuelven estos días. Al arrastrar estas banderas, los nazarenos expresan no solo su pesar por la Pasión y la Crucifixión de Jesús, sino también su propia penitencia.
Esta práctica, específica de la cofradía del Descendimiento en Málaga, es un claro ejemplo de cómo las tradiciones locales enriquecen la observancia de la Semana Santa en España. Cada cofradía, con sus imágenes, rituales y símbolos particulares, aporta una capa adicional de significado a la experiencia colectiva de la Semana Santa, permitiendo a los fieles y a los espectadores una inmersión más profunda en los misterios de la fe cristiana.
Además, el acto de arrastrar banderas negras puede interpretarse como una manifestación de humildad y devoción. En el contexto de la procesión, este gesto es una expresión física de la carga emocional y espiritual que representa la muerte de Cristo para los creyentes. Es una forma de compartir, en alguna medida, en el sufrimiento de Jesús, recordando a los fieles la importancia de la compasión, el sacrificio y la redención.
La inclusión de elementos como las banderas negras en las procesiones no es meramente decorativa; es una parte integral de la narrativa de la Semana Santa, que busca involucrar a los participantes y espectadores no solo a nivel estético, sino también emocional y espiritual. Estos símbolos visuales sirven como recordatorios potentes de los temas de muerte y resurrección que son centrales en la fe cristiana, invitando a la reflexión y la introspección.
Con todo, las banderas negras que arrastran los nazarenos de la cofradía del Descendimiento en Málaga son mucho más que un elemento distintivo de una procesión particular. Son un vehículo de expresión espiritual, un puente entre la tradición y la fe vivida, que encapsula el corazón mismo de la Semana Santa. A través de este y otros rituales, la Semana Santa española ofrece una ventana a la complejidad de la experiencia humana, tocada por la divinidad, el sufrimiento, y la esperanza de redención.
Expresión del luto por la muerte del Señor. Además quieren transmitir la visión figurada de ir limpiando la sangre vertida de Cristo
Virgen de las Angustias, titular mariana de la cofradías del Sagrado Descendimiento de Málaga.
EL DESCENDIMIENTO EN ESPAÑA (XI): Málaga
En la ciudad de Málaga es la HERMANDAD SACRAMENTAL y REAL COFRADÍA DE NAZARENOS DEL SAGRADO DESCENDIMIENTO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, NUESTRA SEÑORA DEL SANTO SUDARIO Y MARÍA SANTÍSIMA DE LAS ANGUSTIAS la responsable de sacar a la calle durante la Semana Santa de malagueña el paso que representa el episodio del Descendimiento del Cuerpo de Cristo de la Cruz.
En la nomenclatura de la Hermandad aparece la advocación de MARÍA SANTÍSIMA DE LAS ANGUSTIAS, y en este sentido podemos remontarnos a 1577 para encontrar las primeras noticias de una Cofradía de la Virgen de las Angustias que aparece vinculada a la Orden de los Agustinos.
Será en los siglos XVII y XVII cuando la Hermandad se constituya en una las piezas básicas de la Semana Santa de Málaga, hasta el punto de ser el germen de una serie de Cofradías filiales, como es en 1648 la Cofradía del Sagrado Descendimiento de la Cruz, que solía acompañar a la insignia de María Santísima de las Angustias en su anual procesión del Viernes Santo.
A partir de 1683 se pierden las noticias de esta corporación por lo tanto se pierde el culto público al Misterio del Sagrado Descendimiento. Y habrá que esperar hasta el siglo XX para recuperar el culto al Sagrado Descendimiento, cuando acontecen dos sucesos que son la fundación en 1925 de la Cofradía del Sagrado Descendimiento y Santa Traslación de su Divino Cuerpo al Sepulcro, y la entrada de la Hermandad en la Agrupación de Cofradías de la Semana Santa de Málaga.
Sin embargo en 1931 se destruyen todos los enseres e imágenes disolviéndose la Corporación. Y debemos esperar hasta 1976 para volver a encontrar movimientos para la reorganización de la Hermandad, que culminará el 13/04/1977 con la fundación de la Cofradía.
TRONO DEL DESCENDIMIENTO: diseño de Juan Antonio Sánchez López, la talla y la carpinteria corresponde a Julián Sánchez (1989), la orfebrería de Manuel de los Ríos y el resto (tal y como cartelas, crestería y remate de la cruz) es de talleres de Antonio Santos Campanario, los esmaltes son obra de talleres Granada e imagineria de Navarro Arteaga (1997)
Con respecto al grupo del Descendimiento, merece la pena destacar que encontramos un Cristo completamente desenclavado, al cual se le ha retirado la corona de espinas. Para la maniobra del descendimiento se emplea un lienzo, que es sostenido tanto por Nicodemo como por José de Arimatea, los cuales aparecen subidos a sendas escaleras apoyadas en la parte trasera de la cruz. Ambos aparecen aguantar un peso enorme ya que las figuras representan fielmente esa actitud de estar casi «vencidos» hacia delante mientras sostienen firmemente el lienzo, el cual pasa por debajo de los brazos de Cristo y rodea por completo el brazo izquierdo.
Los pies de Cristo, al contrario que en otros pasos similares, a pesar de estar también liberados de los clavos no son sostenidos por nadie, de hecho San Juan que es el más próximo al pie de la cruz no hace ningún gesto de inclinarse ni de recoger el cuerpo de Cristo. La sensación que traslada el cuerpo de Cristo, no es el de un cuerpo sin tensión, de hecho su cabeza no aparece tan caída como en otras representaciones.
Al pie de la cruz encontramos, a la Virgen María, no de frente a la cruz sino junto a la misma como invitándonos a dirigir nuestra mirada hacia su Hijo. El resto de buenas mujeres, aparecen sí de frente, más o menos arrodilladas preparando tanto el lienzo con el cual envolverán el cuerpo de Cristo como los ungüentos para prepararlo antes de su entierro.
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